Es el fútbol femenino la respuesta a la violencia en los Estadios

Una fuerte pelea sucedió la noche del jueves 26 de septiembre de 2024 en el Atanasio Girardot, entre seguidores fanáticos del Atlético Nacional y el Junior de Barranquilla, repitiendo partido tras partido, una violencia estructural de la cual el Fútbol en Colombia y el Mundo no se escapan.

Fueron varias personas que cayeron de la tribuna sufriendo graves lesiones que fueron al interior del Estadio para ser atendidos por la Cruz Roja,  mientras otros fueron transferidos a urgencias de diferentes hospitales de la ciudad. El juego tuvo que ser suspendido por las alteraciones al interior del Estadio. 

El alcalde Federico Gutiérrez en sus redes sociales condena el hecho argumentando la falta de cultura. ¿Sabrá el mandatario antioqueño dar solución a esta violencia estructural? ¿Cuál es la causa de la violencia estructural?

Delicada situación de orden público en el Atanasio Girardot

Si el fútbol lo que genera es rabia contra el otro porque permitir estos escenarios en la ciudad. Le falta cabeza a los alcalde que solo ven el dinero que se mueve en los partidos pero que no están a favor de prevenir estos escenario de violencia. Hay obviedad de las imagenes, no es la primera vez que se realiza un linchamiento colectivo contra hinchas de otras ciudades. 

Como sociólogo de la ciudad de Medellín y seguidor del fútbol fenemenino quiero plantear la siguiente afirmación: El fútbol está relacionado con el género masculino. En el mismo juego se practica una violencia física, golpes, lesiones, ofensas, porque el fútbol, como otros juegos olímpicos, tienen en su estructura, el ganar y el perder, como dice un filósofo local, el fútbol es un campo de batalla y como tal debe hacer honor a su categorización de batalla. La emoción está mediada por la adrenalina de perder ante su contrario, asunto que genera odio, rabia e incertidumbre. Estas emociones presentes en la cancha se transmiten a las tribunas, no quiero decir que los jugadores sean generadores de violencia, pero sí sus marcas deportivas, que en su relación con el hincha le generan la sensación de apropiación y de ganar o perder. Esta sensación es la que se ve expuesta en los videos de la constante agresiones en los partidos de fútbol, no solo en Colombia si no en múltiples estadios del mundo se puede ver la violencia estructural de las mafias del fútbol. 

Estos escenarios de violencia, creo que pueden ser eliminados, en el naciente y nuevo fútbol femenino. 

Se puede ver en Últimos partidos de fútbol femenino en las olimpiadas en Francia y en el último Mundial de la sub-20 en Colombia donde el fútbol femenino era celebrado en las tribunas por familias, por aficionados verdaderos apasionados por el fútbol donde se veía la alegría de los niños y de las niñas disfrutar de un partido junto a sus padres, esos escenarios son los que quiero resaltar en el fútbol femenino, que pueden rescatar el estadio para las familias a diferencia del fútbol masculino que lo que está instaurado es una batalla, una guerra entre hinchas entre diferentes colores y camisetas y que ha sido posicionado por unas mafias del fútbol.

Las mafias que se hacen llamar barras, que se hacen llamar hinchas, lo que buscan es posicionar la violencia estructural de un país y llevarlo a una cancha.

Veo la oportunidad  como sociedad de prevenir la violencia estructural al poner la atención el fútbol masculino impedir que se siga multiplicando estas acciones dañinas de violencia  instaurada en los estadios. Por el contrario como sociedad podríamos  darle vida y promover el fútbol femenino que está tomando alas y que estaba dando muestras de enseñanza de cómo se vive realmente una fiesta del fútbol.

 El fútbol femenino da muestras y enseña de lo que es la verdadera fiesta del fútbol.

 columna por Andrés Felipe Usuga Gutiérrez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *